Evitar el equilibrio energético negativo es una de las áreas a enfocarse a la hora de mejorar la salud mamaria. En los 30 días siguientes al parto se ha de prestar atención especial a las rutinas de alimentación. El motivo es que el 70% de los tratamientos por mastitis se dan en este periodo. Es entonces cuando la mayoría de las vacas sufren de equilibrio energético negativo.
Durante el principio de la lactancia, la ingesta de materia seca es baja, mientras que la demanda de nutriente es alta, lo cual hace que las vacas entren en equilibrio energético negativo.
Examine el estado físico de la vaca u observe el desarrollo del % de grasa y proteína en leche durante los primeros meses tras el parto. Las caídas dramáticas en componentes por debajo del 3,0% son un clara indicación de que el animal tiene problemas con el equilibrio energético negativo.
La ingesta de alimentación en el primer mes tras el parto es el 50-80% del nivel óptimo. Por este motivo, es esencial garantizar que las vacas toman una cantidad suficiente de minerales y vitaminas. Hay minerales y vitaminas que son especialmente importantes para las funciones inmunes, en concreto, las vitaminas A y E, el zinc (Zn), el selenio (Se) y el cobre (Cu).
Las vacas que están al principio de la lactancia tienen menor rango en el rebaño y acuden con menos frecuencia al lugar donde se alimentan. Suelen acudir en los momentos en que está menos ocupado. Es importante garantizar suficiente alimentación y que quede un 2-5% antes del siguiente turno de alimentación.
Evite el hacinamiento de vacas frescas, ya que esto restringe la ingesta de ciertas vacas y las expone a un mayor riesgo de sufrir mastitis.