Cambiar la raza de un rebaño no es algo fácil y para Adam Longwell, que lleva una granja junto con su familia en el condado de Tyrone, ha sido un proceso progresivo, llevado a cabo con una minuciosa evaluación del rendimiento en todo momento. Con sus padres, Derek y Kay, y su abuelo, Bertie, que siguen trabajando en la granja Lisnagir cerca del pueblo de Mountjoy, Adam sintió todo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.
Hace unos años, cuando llegó a casa después de la universidad en Greenmount, estaba dispuesto a probar nuevas ideas y, en particular, a afrontar el tema de la salud del rebaño desde otra perspectiva. En ese momento, mientras ordeñaba 180 Frisonas Holstein, recuerda: «En 2005 nos vimos seriamente afectados por la tuberculosis y los números bajaron, así que decidimos mirar más allá de la raza blanca y negra y buscar algunos reemplazos en el rebaño.
Leí artículos, hablé con veterinarios e investigué diferentes razas y la que seguía en primer lugar con una reputación de salud altísima fue la VikingRed.
Cuanto más leía, más me gustaba lo que descubría. Aprendí que la raza no solo se había criado por su salud durante muchas décadas, sino que también era conocida por su fertilidad y su leche de alta calidad. Al final decidimos arriesgarnos y compramos nuestro primer lote de VikingRed procedente de Dinamarca».